domingo, 28 de diciembre de 2008

X.- Las viñetas humorísticas y editorializantes


En la lección de esta semana hablaremos de las viñetas mordaces. Para aquellos que aún no lo sepan porque no hayan abierto el periódico ni para hacerme los ejercicios prácticos (el sudoku y la sopadeletras), en el interior del mismo siempre podemos encontrar una en la que se suele hacer, con un marcado matiz humorístico o cómico, como es lógico, una viñeta o dibujochanza o broma sobre algún tema de actualidad.

Este chiste suele concordar, además, con la línea editorial del periódico en cuestión, y que es la que dice si un medio es facha o progre cool (ver Lección I).

Por norma general, estos chistes gráficos no tienen gracia alguna, pero siempre hay alguien que por hacerse el que sabe mucho se ríe de la supuesta broma, o lo que es peor, elogia el dibujo. Lo de loar el dibujo es como decir que una chica no es fea, sino simpática.

En ocasiones quienes realizan estos dibujos son una pareja –un guionista y un dibujante–, una pareja no sólo artística, sino en muchos casos sentimental. Esto es así porque dichos trabajadores pasan mucho tiempo juntos, en un ambiente de franca camaradería y respeto, y por ello surgen sentimientos y emociones que de otro modo quedarían ocultos, dando origen a bellas historias de amor.

Cuando se separan es otra historia: brillantes parejas de dibujantes y guionistas no han podido continuar con su trabajo en común debido a las desavenencias derivadas de una fuerte ruptura, por lo que los periódicos han perdido una parte importante y esencial de sus páginas por esta maldita y roja ley del divorcio. Es como la muerte de un gran herrero. Esto es lo que le paso a la gran pareja de dibujantes Martes y Trece, dos artistas de la pluma que amenizaron las áridas noticias aparecidas en El Mundo de 1975 a 1976, pero que tras su separación sólo han protagonizado chistes de maricones (o como les gusta decir a los izquierdosos: homosexuales) en La Razón.

Y eso es todo lo que tenéis que saber de las viñetas cómicas, porque la mayoría de vosotros sólo dibuja cuando juega al Pictionary, y de actualidad sólo sabe lo que cuentan en los resúmenes de Gran Hermano.

Tito Paco

Dibujo: Bíktor Quero

viernes, 19 de diciembre de 2008

IX.- El viaje en el tiempo en la labor periodística

En la lección de esta semana hablaremos de algo que no se suele comentar porque aún hoy supone un fuerte tabú, y además, un secreto de estado. Una situación que no debería continuar así porque si algo hemos aprendido de John Titor y J. J. Benítez es que el viaje en el tiempo existe, y que además se ha de usar para:

1) Hacer películas tronchantes como “Timecop”.
2) Hacer películas espeluznantes como “Terminator 3”.
3) Hacer películas que nos hagan pensar como “12 monos” y “La sargento Benjamín”.
4) Matar a tu propio abuelo.
5) Realizar una investigación periodística en profundidad.



Todo buen profesional que se precie ha de tener su propio módulo de desplazamiento espacio-temporal cuántico, o lo que es lo mismo, un Condensador de Fluzo. Para ello, la Junta de Andalucía concede becas y subvenciones que cualquiera puede solicitar, siempre y cuando no se sobrepase el nivel de renta establecido.

Pero el viaje en el tiempo tiene ciertas reglas que se han de cumplir por y para el bien de la Humanidad en general, y el mío en particular. Una de estas reglas, y la más conocida entre los profanos, es que, por muchas ganas que tengamos, no podemos retroceder en el tiempo para acabar con ciertos personajes que sin duda supusieron, cuanto mínimo, una lacra social.

Así, nunca usaremos el viaje en el tiempo para matar a Hitler, Gandhi o Steff Urkel, o para evitar que la gente cuelgue grandes parrafadas horteras en Internet, puesto que esto tendría consecuencias impredecibles en la línea temporal tal y como la conocemos, y ya que nuestra labor es informar, al regreso de nuestro viaje podríamos encontrarnos con una cantidad infinita de noticias totalmente nuevas, fruto de nuestra intromisión en el continuo espacio-tiempo, y por ende, una cantidad de trabajo interminable. Cosa que los periodistas, al igual que los funcionarios, detestamos.

Además, los profesionales de los medios tenemos que llevarnos bien con todo el mundo, incluidas otras personas y/o cosas, por ello no debemos enfadar a los historiadores porque estos tienen un gran poder social debido a que tras el éxito de “El código Da Vinci”, “La Sábana Sucia” y “El supersecreto mejor guardado de Los Cataros: cómo hacer que la cola light sepa a cola normal”, sus obras son muy conocidas por el público en general, y pueden volcar la opinión pública en contra de los medios, haciendo que la gente se tire en masa a quemar kioscos, colecciones de Planeta-Agostini y gabinetes de prensa.

Otro punto que debemos tener en cuenta a la hora de viajar en el tiempo para desarrollar una investigación o cualquier labor de documentación, es la posibilidad de dar lugar a Paradojas Temporales. Las paradojas, para que me entendáis, son esas afirmaciones que en principio parecen decir una verdad, pero que en el fondo se contradicen a sí misma. Un ejemplo de paradoja, es la Paradoja Verídica de Malo, que viene a decir que con grandes parrafadas literarias una persona liga más. Es una afirmación absurda, pero finalmente cierta.

En este sentido una Paradoja Temporal es cuando viajas en el tiempo y modificas de tal forma tu propia existencia de manera que en realidad no puedas viajar en el tiempo para realizar dicho cambio. Sé que todo esto es muy complicado, por ello no todos los periodistas pueden atravesar el Túnel del Tiempo. Sólo están capacitados para hacerlo aquellos que no muestran tendencias homicidas hacia ningún familiar suyo necesario para su nacimiento, ya sea abuelo, abuela, padre, madre… Este tipo de periodistas, por desgracia, escasean.

En fin queridos míos, hasta aquí los fundamentos básicos que debemos tener en cuenta a la hora de conjugar la actividad periodística con el traspaso de materia a través de la Cuarta Dimensión. Espero que todo lo aprendido lo uséis para el bien, y recibid un cordial y último saludo que transmite para vosotros mi buen amigo JFK.

Tito Paco

miércoles, 10 de diciembre de 2008

VIII.- El periodismo pro social


Esta semana queridos amiguitos hablaremos de un tema que está de rabiosa actualidad gracias a programas como El Diario de Antena 3 o Porculeros de Cuatro: el periodismo pro social, izquierdoso, sacadineros de los pobres.

Todo buen periodista que se precie siempre ha querido trabajar en esta profesión nuestra para que la Verdad, con mayúscula, brille por encima de todas las cosas: inspirados en el mantra de hacer el bien a la humanidad, el comunicador siempre busca denunciar las injusticias y, como ya vimos en lecciones anteriores, comer de gratis.

Es en vista a este deseo de luchar por los desfavorecidos, los abandonados, los caídos en desgracia, que surge el periodismo pro social, con el cual el medio de comunicación –es decir, la empresa-, dice moverse por el interés del público, o lo que es lo mismo, los tontos que, aún habiendo Internet, pagan un eurazo por algo que al día siguiente no vale ni para envolver el pescado de Manoli.

Así, los medios de comunicación se hacen eco de cualquier injusticia que se produzca en nuestra sociedad: un maltrato al sector de la limpieza, unos mileuristas que no pueden llegar a fin de mes, unos funcionarios que no son respetados, un barquito que no podía navegar, etc.

El reflejar esta realidad social hace que la visión de los medios que tiene la gente ignorante de a píe sea muy favorecedora y muy poética. Sin embargo, lo que la gente no sabe es que el periodista es el verdadero héroe ya que no tiene ni siquiera porqué cobrar mil euros al mes. El periodista dice “No, con poder hacer mi trabajo es suficiente, yo vivo de hacer justicia, de denunciar lo denunciable, y de lo que los jubilados le tiran a las palomas, no necesito más, por ello, jódeme”.

La publicación de la chorrada social que escribe el juntateclas de turno ha de ser suficiente pago para él: qué importa que un periodista trabaje más horas de las que caben en un reloj; qué importa que nadie sienta el menor respeto por el periodista; o que le traten como basura: nada de eso va a salir reflejado en ningún medio porque el comunicador está contento de poder denunciar las injusticias que ocurren de puertas para afuera de la redacción.

Es por eso que El País es un periódico de izquierdas: no porque se rumoree que su grupo editorial planee hacer un ERE, sino porque reflejan el sufrimiento de los ciudadanos ante la durísima crisis económica que sufren todos menos los periodistas.

Tito Paco

martes, 2 de diciembre de 2008

VII.- La preservación de la integridad, no estructural, sino moral


Aprovechando la tesitura en la que me encuentro (que estoy borracho), que se acerca el fin de (los tiempos, no) año y no sé aún qué voy a hacer, y que siempre estáis a tiempo de venir (chicas) a mis tutorías, esta semana hablaré de preservar lo que es la piedra angular de todo buen periodista y sobre la que pasamos de puntillas en la lección anterior: la integridad.

La integridad es lo que nos proporciona objetividad, y, a buen seguro, lo que diferencia un buen comunicador de un tipo que se lo pasa de puta madre, que va a fiestas y se tira a las artistas progres buenorras de turno. Por tanto, es algo que se ha de conservar a toda costa.

Sé que durante el devenir de los años recibiréis proposiciones deshonestas por parte de personas sin escrúpulos a cambio de una buena reseña en el medio en que trabajéis, que les ayude a medrar en el mundo en que se mueva: ya sea el artístico, el político, el social, el deportivo, el de sucesos o el de la página de ciencia.

Así, un día no muy lejano, puede que Bertín Osborne se os acerque y os sugiera una felatio de órdago a cambio de una buena crítica de su última película; puede que Chaves os presente a su secretario a cambio de no hablar de la Junta; quizá Diego se ponga en pompa a cambio de una buena… enculada; incluso algunos compañeros de profesión puede que os enseñen fotos de, Dios no lo quiera, alguna glándula mamaria para que le cedáis alguna exclusiva… Pero nunca debéis dejaros cegar por estas insinuaciones porque la honra de un periodista, como dice la canción, se mancha y no brilla más. Ni más ni menos.

Puede que al principio resulte duro, puede que parezca una chorrada, puede que yo no haga lo propio en pro de la integridad, pero creedme: es mucho mejor que no aceptéis ofrecimientos deshonrosos porque al final pasan factura. Además, si los aceptáis, cabremos a menos.

Pasan factura porque nunca sabréis si os estáis acostando con Nuria Bermúdez por amor, o si ella lo que busca realmente es salir en el "Cuore". Y eso os puede destrozar el corazón. Nunca aprenderéis a confiar en nadie, y vuestra vida se volverá un caos de sexo desenfrenado, fiestas, alcohol, drogas, discos y comic gratis, invitaciones a chalets de políticos y a restaurantes caros en donde sólo hallareis la mayor de las soledades, y un deportivo en la puerta.

Así que, mis queridos padawans, antes de morir, digo, de acabar con esta lección, quiero aconsejaros que no os paséis al lado oscuro del periodismo, a menos que queráis terminar escribiendo para "Loka", la "Rolling Stones", o la revista de los 40 subnormales.

Tito Paco