miércoles, 22 de octubre de 2008

I.- El periódico, propiamente dicho

Hola queridos amiguitos. Como decíamos ayer (siempre he querido decir esto), bienvenidos a la primera sesión de “Los Consejitos de Tito Paquito”.

Hoy aprenderemos las nociones básicas de lo que es un periódico.

Sé que muchos de vosotros, al igual que yo, no habréis tenido un periódico en vuestras propias manos nunca, pero si lo pensáis bien seguro que, por lo menos, lo habréis visto de lejos: alfombrando el suelo que se acaba de fregar, en las pescaderías del mercado, pegado a unos cristales recién limpiados, en alguna película de Will Smith… A que sí, ¡haced memoria! ¿Ya? ¡Bien!, ¡eso es! Exacto, un periódico es ese tocho de hojas de papel unidas por la fe (porque grapas no suelen llevar), y que si lo tocas durante el suficiente rato, te deja los dedos negros que después no puedes hacer nada con ellos.



Normalmente, un periódico es algo muy aburrido: tiene un montón de letras, las fotografías que contiene son en blanco y negro, y los chistes y caricaturas que por casualidad adornan sus páginas, no tienen gracia alguna… Es por esto que, en ocasiones, las personas imaginan usos paralelos al pensado en un principio para tan soporífero artículo de lujo. De este modo, el periódico puede emplearse para:

-Imitar a personajes históricos famosos.
-Como sustitutivo inútil de un telescopio.
-Para hacerte una cómoda almohada.
-Como megáfono para manifestaciones contra la guerra, o los matrimonios gays.
-Como lúdico superporro.
-E incluso como bate de béisbol para pegarle a los pequeruanos, cosa, que por otra parte, nunca se ha de hacer.

Todos estos son usos que hacen muy versátil el objeto que denominamos periódico o diario (se llama así también porque, fíjate que cosas, sale uno nuevo todos los días), pero, como hemos dicho, no son su uso original, y no debemos crear norma en cuanto a su empleo.

Así, ¿cuál es la utilidad esencial y primordial de un periódico? Pues es bien sencillo: el principal uso de un periódico es el de fardar. Sí, sí, los periódicos se usan para fardar, vacilar, chulear… No tiene otra utilidad.

De este modo, cuando estéis en cualquier sitio, rodeados de gente: en un tren, en la uni, en el Bershka, o en la cola del INEM, sólo tenéis que sacar vuestro periódico y leerlo para que todo el mundo admire lo cultivados que sois.

De hecho, no hace falta que lo leáis: simplemente tener en cuenta que una persona normal tarda 20 minutos en leer un diario, así que tan sólo tenéis que distribuir ese tiempo entre todas las páginas, demorándoos en las que os parezcan más interesante (con las de mayor texto) y pasando por encima de las que sospechéis sean menos importantes (la página del sudoku, por ejemplo).

Sin embargo, ésta no es la única ventaja de un diario, sino que un periódico también viste. ¿Qué quiero decir con esto? Pues veréis, os pondré un ejemplo: cuando os dirijáis a pedir trabajo, probablemente vayáis vestido tal y como los jóvenes vestí hoy día: como pordioseros. Sé que es porque tenéis un nivel adquisitivo bajo/ratonil. Yo lo entiendo, pero el dueño del Mcdonalds no lo hará. Pero no os preocupéis: con que lleguéis con un periódico bajo el brazo, todo solucionado: el gerente sabrá que sois chicos de bien, os respetará y os pondrá a freír patatas.

Y, ahora, os contaré un secreto que poca gente sabe: no sólo hay un periódico, sino que hay muchos. Y además, otra confidencia: no todos se pagan. Hay algunos que te los meten gratuitamente en la boca mientras camináis por la calle.

De esta forma, otra ventaja de un diario es que os puede definir como persona, dependiendo cuál compréis. Un periódico te describe: si te consideras de izquierdas, o ves un hombre con traje por la calle y vomitas, entonces compras El País, que, además, a veces trae “El País de las Tentaciones”, y puedes ser de lo más cool (guachi piruli) haciendo tuyas las palabras del suplemento.

Que por el contrario eres de derechas, y odias el color rojo, salvo en los capotes y en la bandera de España ¡coño!, pues compras el Quo, que no es un diario pero se ven tetas (eso sí, dentro de un reportaje de lo más científico).

Y ya está, estos son los fundamentos primordiales de qué es y para qué sirve, lo que los mayores llamamos periódico, y que todos vosotros debéis conocer para realizar en buena medida las funciones que desempeñareis durante vuestra beca (traer cafés y demás).

Espero que os haya servido de mucho la primera lección, y de igual modo, espero veros por aquí, en la siguiente sesión de “Los rollillos de Paquillo”.

Un saludete.

2 comentarios:

Javier Acedo dijo...

Primero, agradecer esta "introito" para conocer la idosincrasia del periódico (que no tiene nada que ver con "el semáforo rojo femenino" claro esta!).

Puntualizar unos simples detalles a modo de reflexión muscular y/o/u tocar los santos cojones, pero de buen rollo!.

Primero, le ha faltado a usted un uso para tamaño artefacto de letras: el uso higiénico. Que le pregunten a cualquier camionero de carretera hispana y alrededores cómo se puede limpiar su santo orto si ha sufrido un apretón introintestinal. Pues efectivamente...el "piriódico"!

Segundo, si el portador de susodicho artefacto periodístico es de centro, que hará? Coger la mitad de un periódico de esos "rojos masones" y otra mitad de un periódico "despaña" y va que chuta?

En fin, me ha gustado su post. Aunque yo de periódico poco, como mucho el MONDOSONORO, que es gratis y viene bien para llevártelo al roca y limpiárte el orto con los artículos "jevis" y entrevistas guays tipo "Sidonie".

He dicho!

THE UGLY FACED BOY

Miguel Romero Cuevas dijo...

Hey primo, no me preguntes como ha llegado hasta mí este gran blog, curso, tutorial financiado por la Junta de, esta nuestra Andalucía. Pero, aunque no sea del ramo, intentaré seguir todas las lecciones para intentar culturizarme un poquito más.

Seguimos adelante